Noticias y Eventos
Inútiles, abstractos y en decadencia
- febrero 20, 2024
- Publicado por: Graciela Large
- Categoría: Metodo Large

En vez de valores, la sociedad apuesta por el contravalor
La devaluación de los Valores: obstáculo para el pensamiento reflexivo y la acción coherente
Amo la innovación, y en cada sociedad, la nueva generación ha encontrado una fuerza disruptiva que amplia los valores establecidos. Sin embargo, ¿se está repitiendo el fenómeno con la actual? ¿O hemos cruzado límites insalvables que nos confunden?
Los valores, que alguna vez fueron los pilares sólidos que guiaron nuestras acciones y relaciones, parecen estar desvaneciéndose en la sociedad actual. En su lugar, emergen los contravalores, manifestándose como fuerzas destructivas que desafían las bases mismas de la convivencia y la ética.
Los contravalores pueden manifestarse de diversas formas, como la falta de respeto, la intolerancia, la deshonestidad, la violencia o la injusticia. Estos comportamientos socavan una convivencia armoniosa y contribuyen a la división, el conflicto y el sufrimiento innecesario.
Por tanto, es importante distinguir entre los valores y los contravalores para enfrentar el desafío actual. Esto implica reconocer los contravalores y desafiar una sociedad anestesiada por lo digital, que a menudo olvida la importancia de la conexión humana: mirar a quien tiene delante. Este simple gesto es un ejercicio de empatía necesario para una convivencia más justa, equitativa y compasiva.
La importancia de la introspección personal
Es crucial recordar que la sociedad está compuesta por grupos humanos, y estos, a su vez, están formados por personas. Cuando una persona ignora que hay valores que le permite ser ella misma, no solo pierde su capacidad para reflexionar y actuar de manera coherente, sino que también abre la puerta a los contravalores, que socavan su integridad y confunden su sentido de orientación. El resultado es un aislamiento personal y una sociedad disfuncional.
Este resultado se evidencia en los efectos observables. Conduce a una sociedad marcada por la indisciplina, la rebeldía y la falta de respeto, tanto hacia las normas establecidas, como hacia las ideas divergentes, lo que sume al pensamiento en un estado de oscurantismo.
En este contexto, el valor pierde su esencia fundamental, convirtiéndose en una justificación para el egocentrismo, en lugar de ser un criterio para la acción basado en la empatía y la coherencia.
¿Qué está ocurriendo?
Validar este argumento es fácil cuando observamos el reflejo en el espejo social. Te invito a reflexionar sobre si alguno de los ejemplos que mencionaré a continuación resuena en tu grupo social, tu comunidad o tu país:
1. Es más común ver divisiones y conflictos . Hay dificultades para la colaboración y el trabajo conjunto hacia objetivos comunes. Predomina el enfrentamiento, o la polarización, provocando uniones crispadas que discuten sin contemplar la situación en su conjunto.
2. Se da un incremento de comportamientos antisociales como el vandalismo, el crimen y la violencia. La ausencia de valores que promuevan el respeto, la empatía y la responsabilidad asentuan un deterioro del orden social y la seguridad pública.
3. Las personas no comparten valores comunes, y esto hace que sea más difícil confiar en los demás y sentir solidaridad hacia ellos. Sin duda, y como consecuencia, hay un aumento del individualismo y la competencia, en detrimento del bienestar colectivo.
4. La transmisión de valores a través de la educación y la socialización es más difícil. Los niños y los jóvenes se enfrentan en más de una ocasión, a mensajes contradictorios y a falta de orientación ética, lo que dificulta su desarrollo personal y su integración en la sociedad.
5. Con más frecuencia se produce la fragmentación y hay una tendencia evidente al conflicto. Y esto te preocupa porque puede tener consecuencias graves para la estabilidad y la convivencia.
La justificación indulgente
Hoy en día, parece aceptable acomodar los valores a conveniencia del poder dominante en situaciones extremas, como disputas, conflictos o guerras. Esta tendencia no es nueva; a lo largo de la historia, hemos visto cómo los derechos humanos y las instituciones internacionales, como la ONU, han intentado protegernos de la barbarie, pero a menudo resultaron insuficientes para contener la vorágine de la ambición y el egoísmo humano. Y sigue siendo así ahora. Nada es distinto de la solución que hemos consentido.
Cuando tergiverso un valor para adaptarlo a un pensamiento sesgado, tiendo a justificar mis acciones de manera selectiva, ya sea en mi vida privada o en el ámbito social, según el prisma a través del cual interpreto la situación. En este proceso, a menudo descuido la importancia del razonamiento sólido, la compasión y el respeto hacia los demás. Esta inclinación a distorsionar los valores en contravalores en lugar de buscar un diálogo inclusivo que me permita ampliar mi perspectiva y considerar todos los aspectos de la situación, nos lleva a creer que no existen soluciones viables.
Para mí, el mayor contravalor en la sociedad actual es la falta de empatía, que nos impide considerar las necesidades y perspectivas de los demás
¿Cómo podemos superar el egocentrismo social?
La prioridad debe ser rescatar y fortalecer valores que impulsen el bienestar colectivo, en lugar de ceder ante la autogratificación que subyace al contravalor. Este desafío es global y exige no solo una educación en valores que fomente la empatía, la solidaridad y la responsabilidad social, sino también políticas que privilegien el bienestar común sobre el éxito individual. Es crucial reconocer y enfrentar las motivaciones personales ocultas, que a menudo confundimos con meros deseos y que solo alimentan el hedonismo.
Satisfacer esos deseos solapados en necesidades, sin considerar cómo afecta a los demás solo prolongará la falta de colaboración entre los distintos sectores de la sociedad. Aceptemos que superar el egocentrismo social es fundamental para construir un mundo más inclusivo y cohesionado. Pero despojarnos de este velo requiere la colaboración de todos.
¿Te ha gustado este artículo? Recuerda, tenemos muchos más disponibles en nuestra página web.