Noticias y Eventos
Redefine el Poder y la Unión en tu Relación
- marzo 12, 2024
- Publicado por: Graciela Large
- Categoría: Metodo Large

Renovando lazos de la relación durante el post-invierno
La convivencia de la relación es una prioridad a revisar ahora que termina el invierno. Concretamente ver con claridad cuáles han sido las dinámicas de poder, o de compartir la autoridad que se han dado los últimos tres meses dentro de la relación.
Dos cosas a tener en cuenta si queremos renovar los lazos post-invierno:
- Si hemos respetado la visión personal, nos sentiremos mucho más unidos, o por el contrario, si la hemos dejado a un lado, sentiremos que no soportamos la convivencia.
- Si sentimos que es el momento de dejar de enredarnos con la relación, y recuperar la visión personal, querremos darle otra oportunidad a la convivencia.
Una convivencia enrarecida produce un estrés permanente y evidencia desequilibrios en la distribución del poder y de la autoridad entre los miembros de la pareja.
Este estrés se relaciona estrechamente con el concepto de “estrés psicosocial”, ya que está vinculado a la percepción de injusticia, falta de control sobre la propia vida y conflictos interpersonales. Puede llevar a problemas de comunicación, disminución de la satisfacción en la relación y, en algunos casos, a situaciones de abuso emocional o físico.
Estas son las consecuencias, sin embargo, la causa está relacionada con ignorar lo qué nos da la fuerza y poder para propiciar una relación donde la autoridad se comparte y no se convierta en una continúa percepción de autoritarismo o de sumisión. Percepciones que se intercambian según el momento y la persona. He comprobado con las parejas a las que asisto que no existe un rol fijo. Más bien hoy lo hago yo, y mañana tú, dependiendo de la situación.
Puede haber autoritarismo en la pasividad, en la inacción, en las ausencias. Y sumisión cuando reacciono con brusquedad, grito o discuto. Sobre todo porque son inseparables las dos formas, ya sea que exprese una, y la otra la contenga. Es posible mostrarse autoritario y estar sometido a una creencia equivocada de uno mismo. Puedo mostrarme sumisa creyendo que así se producirá un cambio, y descubrir que la ira que me produce, tarde o temprano, pasará factura en forma de resentimiento.
Quien lo experimenta en la convivencia sabe perfectamente cómo son estos incidentes de desequilibrio de poder, que no obstante se basan en un intento inútil de dominar, que a la larga termina en impotencia, sobre todo cuando hablamos de dos personas que se quieren y quieren entenderse.
El estrés en la convivencia termina por tener consecuencias.
Lo que habitualmente ocurre con el estrés en una convivencia, de tira y afloja, es que deriva en un estrés fisiológico que termina por tener consecuencias para la salud. Me refiero a las respuestas físicas del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes o excesivamente demandantes. Este tipo de estrés activa el sistema nervioso simpático, liberando hormonas como el cortisol y la adrenalina, preparando al cuerpo para la acción (“lucha o huida”).
Aunque esta respuesta es útil en situaciones de peligro inmediato, el estrés crónico puede tener efectos perjudiciales. La exposición prolongada al estrés puede llevar a una variedad de problemas de salud, incluyendo enfermedades cardiovasculares, problemas gastrointestinales, trastornos del ánimo como depresión y ansiedad, y un debilitamiento del sistema inmunológico, entre otros.
Recuperar la visión es clave
Socialmente no estamos acostumbrados a que nuestras dificultades de convivencia tengan un criterio asociado a una visión personal para resolverlas. Aunque también sugiero en este artículo tips de mejoras en la comunicación de la pareja, para ejercerlas, cada persona ha de reconocer primero una propia visión que salvaguarda su confianza personal.
La confianza es el primer pilar para la convivencia, pero no depende de lo que haga la otra persona, sino del criterio en se apoya mi propio comportamiento, las decisiones que tomo, y el tipo de comunicación que establezco. En definitiva el escenario personal que recreo en la convivencia.
Esa confianza necesita una visión clara de lo que late en nuestro interior, que me informa sobre lo que me interesa, y me dice esto soy yo, para luego trasladarlo a una convivencia. En ese caso es una visión que me reafirma permanentemente en la relación, y, ocurre lo contrario cuando quiero que el otro me complete, o compense la ausencia previa de claridad sobre lo que me conmueve y me da identidad.
Los problemas de convivencia nos revelan esos vacíos de autoconocimiento y la falta de pedagogia. ¿Se nos ha enseñado a vivir conforme a una visión que puede ser compartida y enriquecida con la del compañero? Su existencia da lugar a una suma, a una visión común que hace posible una visión compartida.
Desde este lugar es más fácil abordar la comunicación y aplicar algunos tipos y estrategias de comunicación:
- Comunicación asertiva: La asertividad implica expresar tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y directa, pero sin agredir. Es importante para establecer límites saludables y negociar soluciones a conflictos sin causar estrés adicional.
- Escucha activa: Implica prestar toda la atención al interlocutor, mostrar interés genuino en lo que está diciendo, y proporcionar retroalimentación que indique comprensión. La escucha activa fomenta un ambiente de confianza y respeto, donde ambas partes se sienten valoradas y entendidas.
- Comunicación No Verbal (CNV): La CNV es un método que enfatiza la empatía, la comprensión y el respeto mutuo. Se basa en identificar y expresar las propias necesidades sin atacar o culpar a la otra persona, y observar las necesidades del otro con empatía, a partir de superar los impactos y apoyar el posicionamiento mutuo.
- Manejo constructivo de conflictos: Esto implica abordar los desacuerdos de manera abierta y honesta, buscando soluciones que satisfagan las necesidades de ambas partes. Incluye la negociación, la búsqueda de compromisos y el uso de técnicas de resolución de problemas.
- Expresión de reconocimiento y aprecio: Comunicar reconocimiento y aprecio por la pareja no solo fortalece el vínculo, sino que también reduce el estrés. Es importante reconocer el esfuerzo del otro y expresar gratitud por los aspectos positivos de la relación.
Implementar esto requiere práctica y, a menudo, el apoyo de un profesional, especialmente en situaciones donde los patrones de comunicación disfuncionales están profundamente arraigados. Sin dudarlo el primer paso será aprender a construir y compartir una Visión personal y una Visión de la relación
¿Te ha gustado este artículo? Recuerda, tenemos muchos más disponibles en nuestra página web.